Paradoja

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La paradoja es una figura retórica que hace que el pensamiento entre bucle y nuestro razonamiento avance raudamente hacia ninguna parte.

Hay paradojas evolutivas -¿Qué fue primero el huevo o la gallina?-, paradojas lógicas -El mentiroso que dice “Estoy mintiendo” ¿Dice la verdad?-, !!Paradojas Cuánticas!! -el gato está vivo o muerto-.

La paradoja cortocircuita nuestro pensamiento en una espiral sostenida en el tiempo, nos lleva a un “buffer underrun”, a un desbordamiento de la memoria, nos deja “pillados” y fuera de juego, corriendo en circulo.

La paradoja es una herramienta muy utilizada en poesía -Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero- y en política, no hay duda.

Cuando las paradojas se dan en el contexto político, se desencadenan una serie de razonamientos espurios que llevan a ninguna parte o en el peor de los casos a confrontaciones estériles que impiden avanzar y entorpecen las dinámicas naturales, con base matemática, de la democracia.

Plantear la discusión de que va primero si el indulto o la condena, no es más que la intención de arenar un proceso, con la voluntad de impedir el avance hacia el objetivo real: no se trata de encontrar respuesta a que fue primero el huevo o la gallina, sino de hacer una tortilla.

En el contexto político, las paradojas se suceden como los asaltos en el boxeo, porque hoy en la política, a falta de solucionar problemas, como en la oca, de una paradoja se salta a otra; así se mantiene el aplauso y atención en los mensajes de contenido vacío. Suenan las cornetas y se cambia de tercio -quien pegó primero Palestina o Israel- y mientras en las plantaciones de algodón nos ponemos de acuerdo, los de siempre siguen haciendo caja a costa de nuestro sacrificio y dando paseos en lancha -o en falcón-.

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