Evitar la polarización

Últimamente, un mantra gana terreno en determinados círculos de la sociedad y determinadas organizaciones políticas: “Evitar la polarización”

“Evitar la polarización” es el último muro defensivo levantado por las políticas neoliberales de la derecha y las corrientes neoreaccionarias emergentes. 

Estamos en un impasse donde las conquistas de las generaciones que nos antecedieron se diluyen, donde el estado del bienestar sufre embates a diario y se desangra a diferentes velocidades, según gobiernen los nuestros o los otros y cuando un sector de la sociedad, de la ciudadanía, ve amenazados sus derechos y levanta el dedo, emerge el mantra “Evitar la polarización” que estigmatiza y culpabiliza a quienes reclaman. 

Los derechos, se ganan siempre desde la confrontación y también se defienden desde la confrontación, porque lamentablemente no se consolidan, son fruto de unos determinantes sociales y están sujetos al arbitrio de las generaciones. Que como sociedad avancemos o retrocedamos en aspectos como la inclusión, la igualdad, la solidaridad y la justicia social depende exclusivamente de estrategias de defensa y de conquista.

Cada vez que alguien, desde el seno de una organización, llama a “Evitar la polarización” está llamando a la inacción, a la pasividad y el cese de la lucha lo que trae como resultado la desafección.

Porque, reflexionemos un instante:  ¿dónde hemos de evitar la polarización? ¿En el derecho de la mujer al aborto? ¿En el derecho al matrimonio igualitario? ¿En el derecho a una muerte digna?  ¿El derecho de las mujeres, de las personas a no ser explotadas? ¿El derecho a conciliar? ¿el derecho a la educación? ¿El derecho a la sanidad universal?… De todos estos frentes de polarización ¿en cuál nos allanamos? 

La experiencia, al echar la vista atrás, nos dice que quienes llevan o llevaron como lema en sus programas “Evitar la polarización” no deberían representarnos. Son parte de la empalizada neoreaccionaria que nos impide avanzar hacia una sociedad más justa y facilitan el retroceso hacia posiciones de exclusión, donde los derechos sociales son relegados y los privilegios de unos pocos se consolidan en detrimento del bienestar colectivo. 

El mantra “Evitar la polarización” es una trampa; solo favorece a quienes temen perder sus privilegios. Resulta imperativo rechazar esta narrativa quienes aspiramos a una sociedad más igualitaria y mantener viva la confrontación donde sea necesaria, porque, como decimos, sólo a través de ella se pueden conquistar y proteger los derechos que humanizan nuestra sociedad y nuestra convivencia.

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