Transformación y Representación

Nuestro contexto social y político se define por las relaciones que los sujetos mantienen con los principios o creencias y la puesta en práctica de estas para transformar la realidad.

La democracia es una necesidad que surge de la búsqueda de equilibrio en el producto de esas relaciones entre sujetos y creencias de las que manan las transformaciones, para que los resultados de éstas beneficien no sólo a unos pocos, sino a una mayoría integradora y plural.

Este equilibrio encuentra su pilar fundamental en el diálogo, la discusión, el debate y la búsqueda de consenso de los principios, del marco ético que delimitará acciones, objetivos, establecerá lo que es correcto o procedente y señalará lo improcedente, dando lugar a lo que en las organizaciones de cualquier tipo, constituye su ideario, su visión y su misión.

En esos procesos de interacción donde los sujetos, las personas, abren unas dinámicas de participación y puesta en común, de escucha y confrontación, quienes participan no solo aportan sus ideas, perspectivas y verdades, sino que estas se ven transformadas en la interacción que conduce del conflicto al consenso de un enunciado único. Y también en este constante intercambio el individuo se transforma, se redefine y adopta el enunciado alcanzado como principio, como parte intrínseca de su definición como ser y en este punto, sean cuales sean las acciones de transformación que emprenda, cualquier logro que consiga, además de personal, será colectivo.

La amenaza a la democracia no solo se reduce, como algunos nos quieren hacer creer desde la perspectiva del miedo, a la estrategia de los insultos y la mentira. Su deterioro empieza dentro de las propias organizaciones que abanderan defenderla, cuando se entorpecen los procesos de diálogo y transformación y se secuestra la representación y la voz a quienes a través del trabajo continuado en la organización han redefinido y reorientado su visión del mundo.

Hoy es muy fácil acceder al ideario de una organización desde los titulares de los periódicos, desde las redes sociales, o simplemente recibiendo en tu buzón de correo o rebotada del whatsapp la ponencia de un congreso; pero este acceso no otorga al sujeto la definición de socialista que supone la transformación de la persona, de sus principios, ética, visión y misión que tiene lugar en el debate de las ideas; una transformación, que no sucede en dos reuniones, que es fruto del trabajo diario y de la interacción con los distintos pareceres, continuada y a lo largo de los años.

La amenaza a la democracia se materializa desde las propias organizaciones cuando se designa para la representación del ideario a personas cuyos principios están desconectados de los procesos de trabajo de la organización y de la influencia de los mecanismos transformadores que proporciona la militancia activa; porque, de esta manera, cualquier logro alcanzado será personal y el beneficio colectivo acabará en el mismo dedo de quien lo ha puesto.

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