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  • Biopolítica

    guerra biopolitica abstracta con elementos de control y poder

    En la guerra biopolítica abierta con la invención de internet, Windows 95 fue una de las primeras herramientas. Dicen los teóricos de la conspiración que disponía de una puerta trasera que permitía a la NSA, bajo la disculpa de sospecha de amenaza terrorista, acceder a la información contenida en cualquier PC que lo tuviera instalado. Fue una época puertas abiertas y gloria troyana, a la que se sumaron firmas como McAFee cuyo fundador apareció suicidado en una celda de la cárcel de Brians en Barcelona en 2021 poco antes de su extradición al país de las libertades.

    Este tipo de estrategia, de puertas abiertas, pronto se determinó que era poco efectiva; ante tanta puerta abierta y ninguna que destacase especialmente, toda instrucción de auditoría que se realizase era siempre posterior al daño causado, era necesario un cambio de paradigma que permitiese la anticipación al suceso y la predicción del daño; esta necesidad precipitó el nacimiento de la Nube y el Big Data.

    En este punto, los sistemas operativos y las aplicaciones mantenían sus puertas abiertas no solo para entrada de los auditores sino también para la salida de nuestros datos hacia granjas de servidores, donde éramos catalogados en perfiles en función de nuestras preferencias y consumos. Para ganar fiabilidad y seguridad en el análisis de los datos que confiábamos, desde el país de las libertades, se libró batalla por la defensa de nuestras libertades y los derechos como usuarios de internet, vigilando que nuestros datos no cayesen en otras manos que, de manera torticera, les pudieran dar un mal uso o favorecer el desarrollo de análisis alternativos que desembocasen en resultados alejados del concepto democrático que las fuerzas que promueven nuestro crecimiento económico y libertades individuales y las naciones avanzadas defienden.

    Afortunadamente en esta época de la historia, las fuerzas del orden mundial, comandadas por el país de las libertades, lograron abortar los maliciosos planes de malvados líderes como Dotcom (caso megaupload) que prestaba su nube a toda empresa pirata que quisiese un backup seguro de sus datos y Julian Asagne (caso Wikileaks) que bajo el falso paraguas de la transparencia pretendía desestabilizar gobiernos haciendo publica la información y reflexiones de sus agencias más íntimas.

    Llegamos así en el tiempo a un punto en el que la densidad de los datos es de tal calibre que se hace ya prácticamente imposible su abordaje. Su disparidad y complejidad son tales que al final la resultante de su análisis es 0. Es necesaria una nueva herramienta que sepa discriminar lo relevante de lo irrelevante, una nueva estrategia y nace la IA.

    Con la IA conviviendo en tu ordenador, en tu sistema operativo, en tus aplicaciones, se hacen innecesarias las puertas abiertas: ya no es necesario recabar datos de manera indiscriminada y ponerlos en cola para su análisis. Estamos en la última fase del juicio final, donde los datos dejan paso a la solución, donde las evidencias y las pruebas dejan paso a la sentencia. Lo que importa a partir de este momento para las decisiones futuras son las sentencias. Las IAs marcan un escenario donde no hay lugar a apelación ni a revisión de causas. Cercenamos de esta manera nuestras libertades, nuestro libre albedrío. Quien sea depositario y guardián ahora de la información no procesa datos ni pruebas, procesa sentencias.

    Las IAs tras este peregrinaje, se convierten en la mejor herramienta biopolítica, favoreciendo en extremo la labor de carcelero de los gobiernos y grandes corporaciones, limitándose estos únicamente a garantizar el cumplimiento de las sentencias

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  • El liderazgo de la hidalguía

    El otro día, conversando con algunos compañeros de partido, coincidimos en la idea de que, a lo largo de la historia, 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐟𝐢𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐚𝐠𝐨𝐧𝐢𝐳𝐚𝐧 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞𝐧 𝐚 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐭𝐢𝐫𝐬𝐞 y de que cómo es la coincidencia o interacción de estos perfiles lo que determina los desenlaces: el éxito o el fracaso de las empresas, en el sentido más amplio de la palabra. Al echar la vista atrás y analizar los principales desastres y triunfos de la historia podemos observar esa confluencia de “perfiles similares”.

    Inmediatamente me viene a la mente el reinado de 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐈𝐈, 𝐞𝐥 ❞𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐦𝐨𝐡𝐢𝐜𝐚𝐧𝐨❞ 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐀𝐮𝐬𝐭𝐫𝐢𝐚𝐬.. Los historiadores describen su personalidad como sumisa y dependiente, incapaz de imponer su autoridad o tomar firmes decisiones. Su profunda religiosidad lo hacía propenso a interpretaciones supersticiosas de los acontecimientos y a buscar la solución a los problemas estructurales de la nación a través de la oración, rogando, por norma general, la intermediación divina a través de la iglesia. Esta incapacidad de liderazgo, condujo a una descentralización del poder que generó una gran inestabilidad y marcó el declive definitivo de la hegemonía de España en Europa y el mundo.

    Carlos II encarnaba ese perfil de político al que el poder le viene dado de cuna y que entiende la política desde una perspectiva mágica o romántica, dando lugar a 𝐮𝐧 𝐥𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐳𝐠𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐩𝐨, sin disciplina alguna, que fomenta el pillaje interno y 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐱𝐩𝐨𝐧𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐚𝐥 𝐞𝐧𝐞𝐦𝐢𝐠𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐢 𝐧𝐨 𝐝𝐢𝐟𝐢́𝐜𝐢𝐥, 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐜𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚.

    Cuando en una organización, se van incardinando en los diferentes estamentos y en el tiempo perfiles como el de Carlos II, las consecuencias trascienden más allá del debilitamiento general provocado por la falta de visión estratégica. La proliferación de comportamientos oportunistas y el deterioro de la confianza en el liderazgo generan una fuga de talento que en las organizaciones políticas, como la nuestra, deriva en desafección. Además a consecuencia de la inoperancia de estos perfiles, se crea un contexto, como nos demuestra la historia, donde el día a día se convierte en un rosario de conflictos y disputas internas que no solo amenazan el legado histórico, si no que en casos extremos, ponen en riesgo el colapso de la organización.

    En las organizaciones políticas, 𝐞𝐥 𝐥𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐳𝐠𝐨 no se conforma como un privilegio heredado ni una concesión automática, sino como 𝐮𝐧 𝐦𝐚𝐧𝐝𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐛𝐚𝐬𝐞 𝐦𝐢𝐥𝐢𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐯𝐞́𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐮𝐩𝐮𝐥𝐨𝐬𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐜𝐫𝐚́𝐭𝐢𝐜𝐨𝐬 𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐧𝐬𝐮𝐚𝐝𝐨𝐬.

    Los procesos que se avecinan representan una 𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐫𝐮𝐜𝐢𝐚𝐥 para redefinir y fortalecer el liderazgo de la organización. 𝐋𝐚 𝐦𝐢𝐥𝐢𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐛𝐞 𝐚𝐬𝐮𝐦𝐢𝐫 𝐮𝐧 𝐫𝐨𝐥 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐞𝐯𝐚𝐥𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐫𝐢𝐠𝐨𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐟𝐢𝐥𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐫𝐧𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐯𝐚𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐲 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧 alejándose de argumentos y dinámicas basadas en la hidalguía de un apellido o el simbolismo vacío.

    Este ejercicio de responsabilidad 𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐚𝐥𝐝𝐚𝐫 𝐚 𝐥𝐢́𝐝𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐠𝐫𝐚𝐫 𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐚𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐢𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐲 𝐜𝐫𝐞𝐝𝐨𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐨𝐡𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐧 𝐚 𝐥𝐚 𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐲 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐲𝐞𝐜𝐭𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐚́𝐦𝐛𝐢𝐭𝐨 𝐩𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐨 𝐲 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥; liderazgos sólidos y efectivos cuya gestión trascienda más allá de la mera supervivencia del partido y contribuya a poner de relevancia y ayude a sustanciar la visión inclusiva, sostenible y transformadora de la sociedad que soñamos todos a través de la victoria política y social en el cambiante panorama contemporáneo.

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  • Disonancia Cognitiva

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    𝗟𝗲𝗼𝗻 𝗙𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗴𝗲𝗿 fue un prestigioso psicólogo social que desarrolló la 𝘁𝗲𝗼𝗿𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗶𝘀𝗼𝗻𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗰𝗼𝗴𝗻𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮 para tratar de determinar o explicar cómo las personas tratan de mantener la coherencia entre sus pensamientos, sentimientos y comportamientos.

    La 𝗱𝗶𝘀𝗼𝗻𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗰𝗼𝗴𝗻𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮 hace referencia a un posible e𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗼 “𝗱𝗲𝘀𝗮𝘀𝗼𝘀𝗶𝗲𝗴𝗼” 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀, de sus emociones, al que se llega cuando un comportamiento, un determinado suceso o idea, entra en conflicto con sus creencias; influyendo, en ocasiones, de manera determinante en sus actitudes y desencadenando una serie de mecanismos cognitivos y comportamentales para reducir esa tensión.

    Un ejemplo muy básico: todos tenemos la creencia de la importancia de ser honesto, pero en algún momento de nuestras vidas nos hemos visto en la situación de tener que mentir. Para resolver la tensión de esa contradicción desplegamos una serie de estrategias como la de trivializar la importancia, por ejemplo repitiéndonos que “todo el mundo lo hace” o la de cambiar nuestras creencias “en ocasiones es justificable mentir”.

    Este proceso de 𝗱𝗶𝘀𝗼𝗻𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗰𝗼𝗴𝗻𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮 no se da de manera exclusivamente individual, 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲́𝗻 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗳𝗲𝗻𝗼́𝗺𝗲𝗻𝗼 𝗴𝗿𝘂𝗽𝗮𝗹. La disonancia cognitiva puede manifestarse en un grupo 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝘀𝘂𝘀 𝗺𝗶𝗲𝗺𝗯𝗿𝗼𝘀 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻 𝗳𝗶𝗿𝗺𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝗻 𝘀𝘂 𝗰𝗮𝗽𝗮𝗰𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗮𝗹𝗰𝗮𝗻𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗲́𝘅𝗶𝘁𝗼 𝘆 𝘀𝗶𝗻 𝗲𝗺𝗯𝗮𝗿𝗴𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗻𝗼 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗻 𝗱𝗲 𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗿 𝗱𝗲𝗿𝗿𝗼𝘁𝗮𝘀. Esa discrepancia entre el éxito esperado y la evidencia de las derrotas genera una tensión psicológica, la disonancia cognitiva, que les lleva a ejecutar una serie de mecanismos orientados la reducción de esa tensión, entre otros:

    * 𝗧𝗿𝗶𝘃𝗶𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗱𝗲𝗿𝗿𝗼𝘁𝗮𝘀,, por ejemplo “hemos perdido en las europeas y la nacionales, pero hemos ganado en las municipales y autonómicas”

    * 𝗥𝗲𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗽𝗿𝗲𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗿𝗲𝘀𝘂𝗹𝘁𝗮𝗱𝗼𝘀 presentar las derrotas como victorias, por ejemplo: “Hemos ganado en la mayoría de los municipios” / “hemos ganado el plebiscito”

    * 𝗔𝗻̃𝗮𝗱𝗶𝗿 𝗰𝗶𝗿𝗰𝘂𝗻𝘀𝘁𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗼 𝗷𝘂𝘀𝘁𝗶𝗳𝗶𝗾𝘂𝗲𝗻 por ejemplo “la abstención”

    * 𝗥𝗲𝗳𝗼𝗿𝘇𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗽𝗼𝘀𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮𝘀: por ejemplo “Somos el partido favorito de Asturias”

    Este proceso de racionalización de la derrota, estos mecanismos, si bien no cambian la realidad, contribuyen a 𝗿𝗲𝗱𝘂𝗰𝗶𝗿 𝗹𝗮 𝘁𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝘆𝗲𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝗮𝗿𝗿𝗮𝘁𝗶𝘃𝗮 que ha de ser aceptada y promovida por todos los miembros del grupo de manera que, a la vez que se fortalece y retroalimenta el sentido de pertenencia, se 𝗲𝘅𝗰𝗹𝘂𝘆𝗲 𝗮 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝗺𝗼𝗱𝗼 𝘀𝘂𝗳𝗿𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗿𝗿𝗼𝘁𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝗲𝗹 𝗿𝗲𝗹𝗮𝘁𝗼 al ver fisuras en los términos y el desarrollo de la ecuación; sobre todo, a la luz de los resultados, en la parte que hace referencia a la capacidad del grupo para alcanzar el éxito.

    Cuando los análisis se hacen desde una visión excesivamente optimista y distorsionada de la realidad, donde cualquier resultado se interpreta como victoria, 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗱𝗲𝗻𝗮 𝗮𝗹 𝗲𝗾𝘂𝗶𝗽𝗼 𝗮 𝘂𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲 “𝘁𝗿𝗶𝘂𝗻𝗳𝗮𝗹𝗶𝘀𝗺𝗼 𝗶𝗿𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹”; un contexto donde los proyectos dejan de ser atractivos al no percibirse de forma realista sus logros y donde la capacidad deja paso a la prepotencia y la arrogancia.

    𝗦𝘂𝗿𝗴𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗰𝗲𝗿 𝘂𝗻 𝗮𝗻𝗮́𝗹𝗶𝘀𝗶𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗿𝗶𝗴𝘂𝗿𝗼𝘀𝗼 donde se conjuguen además de interpretaciones teóricas, acciones prácticas y efectivas que en un proyecto empresarial, por buscar una analogía con la política, pueden comenzar por el cambio de un gerente o la renovación del consejo de administración.

  • La comprensión narrativa

    Puede ser una imagen de 2 personas, el Despacho Oval, multitud y texto

    𝗞𝗶𝗲𝗿𝗮𝗻 𝗘𝗴𝗮𝗻 𝗳𝘂𝗲 𝗼𝘁𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗱𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼𝘀 𝗵𝗮 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗹𝗮𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 y creo que, como yo, pensaba que Piaget caminaba cojo con su teoría del desarrollo cognitivo.

    𝗘𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻, 𝗲𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, confluyen aspectos cognitivos y emocionales más allá del pensamiento formal (ese que tiene que ver con el razonamiento abstracto, el hipotético-deductivo), defendía Egan que además, 𝗼𝗽𝗲𝗿𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗼𝗱𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗻𝗮𝗿𝗿𝗮𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗼𝗱𝘂𝗹𝗮 𝗹𝗮 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮 𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗮𝗰𝘁𝘂́𝗮𝗻 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝗹 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, con sus semejantes y en definitiva con el mundo.

    Definió 𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻, son formas o fases que se adquieren a lo largo de la vida, que no son rígidas, 𝘀𝗲 𝘀𝘂𝗽𝗲𝗿𝗽𝗼𝗻𝗲𝗻 𝘆 𝗰𝗼𝗲𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻 en diferentes grados a lo largo de nuestras circunstancias y están fuertemente influenciadas por los recursos y los contextos culturales y simbólicos disponibles.

    𝗟𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗮𝘀 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝘀 𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗺𝗮́𝘁𝗶𝗰𝗮, prelingüística y visceral, siempre está presente es un gesto, una caricia y también un acto violento.

    La sigue 𝘂𝗻𝗮 𝗲𝘁𝗮𝗽𝗮 𝗺𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗮, es un 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗶𝗻𝗳𝗮𝗻𝘁𝗶𝗹 donde ya media el lenguaje y donde la comprensión se reduce a pares dicotómicos: feo/hermoso, animal/persona y el aspecto que media entre esos dos polos es la fantasía el perro que habla, el Fondo de Bikini.

    Cuando por fin se conocen los límites que impone la realidad, 𝘀𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝗿𝗼𝗹𝗹𝗮 𝘂𝗻 𝗽𝘂𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 que nos permite conformar el espacio entre las dicotomías de la etapa anterior dejando a un lado la magia. Pero nuestra comprensión sigue 𝘀𝗲𝘀𝗴𝗮𝗱𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝘂𝗻 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗲́𝘀 𝗺𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗼, por un deseo de trascender a la realidad y romper sus límites. En este estado de comprensión se anclan todos nuestros héroes, desde superman hasta ese anónimo sanitario que fue más allá de lo que exigía su deber en plena pandemia, 𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝗲𝘁𝗮𝗽𝗮 𝗿𝗼𝗺𝗮́𝗻𝘁𝗶𝗰𝗮.

    Cuando la realidad golpea y los héroes se allanan, 𝗻𝗮𝗰𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗳𝗶𝗹𝗼𝘀𝗼́𝗳𝗶𝗰𝗮 caracterizada por ser un pensamiento sistemático que busca relaciones entre los sucesos, 𝗲𝘀𝗾𝘂𝗲𝗺𝗮𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗴𝗿𝗮𝗱𝗼𝗿𝗲𝘀 𝘆 𝘁𝗼𝘁𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿𝗲𝘀, fórmulas magistrales que lo explican todo, un terreno abonado para el nacimiento de los dogmas y el exaltado abrazo al pensamiento sectario.

    𝗟𝗮 𝘂́𝗹𝘁𝗶𝗺𝗮 𝗲𝘁𝗮𝗽𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝗶𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮;se caracteriza por la capacidad de analizar, reconsiderar y modificar los esquemas de pensamiento si es necesario. Una forma reflexiva de entender el mundo, que permite relativizar, comprender y operar con las paradojas y ambigüedades, aceptar y operar con la incertidumbre.

    𝗧𝗼𝗱𝗮 𝗶𝗱𝗲𝗮 𝗽𝗼𝗹𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗮, 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝘆 𝗻𝗮𝗿𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝗼𝗹𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗮, 𝘀𝗲 𝗱𝗶𝗿𝗶𝗴𝗲 𝗮 𝘂𝗻 𝗽𝘂́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗼 𝗱𝗲𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗱𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗮 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗻 𝗯𝗮𝘀𝗲 𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮𝘀 𝗲𝘁𝗮𝗽𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻. El rebuzno prelingüístico de Milei y la peineta de Aznar son comprensibles y se orientan para aquellas gentes que no han superado la etapa de 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗼𝗺𝗮́𝘁𝗶𝗰𝗮.

    Las estadísticas del discurso de la extrema derecha, donde todos los españoles son buenos y todos los migrantes malos se escupen para una 𝗮𝘂𝗱𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗮𝗻𝗰𝗹𝗮𝗱𝗮 𝗲𝗻 𝗹𝗼 𝗺𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗼, en un pensamiento donde media lo mágico, la infalibilidad e inviolabilidad de príncipes y princesas, donde los ricos son los buenos mientras ellos languidecen besando ranas cada cuatro años.

    Pero la mayoría de los discursos políticos operan con esas dicotomías de bueno/malo, estado/autonomía, dejando atrás lo mágico; con mensajes de frutería o de resistencia 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿𝗶́𝗮 𝗿𝗼𝗺𝗮́𝗻𝘁𝗶𝗰𝗮 𝗲𝗻 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗮𝗹𝗲𝘀, de dogmas que asumir y articular como escudo o espada; 𝗱𝗼𝗴𝗺𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹 𝘀𝗲 𝗮𝗯𝗿𝗮𝘇𝗮𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗹𝗹𝗮𝗻, 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘂𝗻𝗮 𝗴𝗿𝗮𝗻𝗮𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝗳𝗿𝗮𝗴𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻, en una diversidad de géneros y lobbies en competencia por el ejercicio de unos derechos que se traducen a cuotas, en un compendio de libertades individuales que consiguen rebajar de nuevo el discurso y la narración a lo somático de la peineta y el rebuzno, a la dicotomía mítica del estás conmigo o contra mi.

    𝗦𝗶 𝗵𝗮𝘀 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗱𝗼 𝗹𝗲𝘆𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗵𝗮𝘀𝘁𝗮 𝗮𝗾𝘂𝗶́ 𝘀𝗶𝗻 𝗼𝗳𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗯𝗮𝗯𝗹𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘀𝗲𝗮𝘀 𝘂𝗻 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗵𝘂𝗰𝗶𝗮𝗱𝗼. Para ti no hay mensaje; has superado los argumentos mágicos, descubierto que los héroes no son más que personas de carne y hueso que también se equivocan; en algún momento de tu vida algún esquema se te ha roto o te habrá estallado un dogma en la cara. 𝗛𝗮𝘀 𝗮𝗹𝗰𝗮𝗻𝘇𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗹 𝘂́𝗹𝘁𝗶𝗺𝗼 𝗻𝗶𝘃𝗲𝗹 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝗶𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗮, eres capaz de procesar los mensajes y comprender las narraciones y relatos lanzados a todas las audiencias y no decantarte por alguno, cuestionarlos todos o ninguno. 𝗘𝗿𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗝𝗲𝗱𝗶 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻 capar de percibir y comprender todos los matices que conforman nuestra realidad, 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝘁𝗲 𝗮𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗻̃𝗮𝗿𝗮́ la 𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝗮𝗽𝗹𝗮𝘂𝗱𝗶𝗿𝗮́𝘀 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗼 𝗲𝗻 𝗺𝗶𝗻𝗼𝗿𝗶́𝗮, 𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗮𝗻 𝘃𝗶́𝘀𝗰𝗲𝗿𝗮𝘀 𝘆 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮 𝗰𝗲𝗿𝗲𝗯𝗿𝗼

  • "Son las cosas de la vida"

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    El pensamiento de “son las cosas de la vida” denota una actitud de resignación que choca frontalmente con los objetivos de transformación y mejora de la sociedad que soñamos todos. Porque esas “cosas de la vida” son precisamente las premisas que marcan las diferencias sociales, las que impiden que todos tengamos las mismas oportunidades, las que dificultan el acceso y el ejercicio de los derechos a las personas.

    La política del “son las cosas de la vida” es la política que acepta el determinismo, la que elude la responsabilidad, la que instrumenta las ideas como escudo en lugar de abanderarlas; es una política que acepta el hecho de que se haga lo que se haga no conduce a nada y por eso no se hace nada, facilitando que las circunstancias siempre sean las mismas, se sucedan ordenadamente y precipiten siempre en las mismas “cosas de la vida”. Es la política que conduce a la desafección, la que practica la oración frente a la acción.

    La política de “las cosas de la vida” es la política del “bon vivant” y se trata tan solo de disfrutar los días cuando hace sol o aguantar el chaparrón cuando hay tormenta. Es una política de cobardes y cuando se libra batalla, a muertos y cobardes se les retira siempre de primera línea de combate porque lejos de facilitar la victoria, contribuyen con su pasividad y ejemplo a la derrota.

  • Primero vinieron por los socialistas

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    𝗠𝗮𝗿𝘁𝗶𝗻 𝗡𝗶𝗲𝗺𝗼̈𝗹𝗹𝗲𝗿 𝗳𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝘁𝗲𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼 𝗮𝗹𝗲𝗺𝗮́𝗻, luterano que si bien al principio tonteó con las politicas nazis, pronto la represión de las libertades individuales y colectivas le tocaron a él. Fue arrestado en 1937 y paso la mayor parte de la segunda guerra mundial en los campos de concentración de Sachsenhausen y de Dachau.

    En la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern, apenas un año después de ser liberado, 𝗱𝘂𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗼𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼𝘀 𝗿𝗲𝗹𝗶𝗴𝗶𝗼𝘀𝗼𝘀 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗼́ 𝘀𝘂 𝘀𝗲𝗿𝗺𝗼́𝗻:

    “𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑖𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑠𝑜𝑐𝑖𝑎𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎𝑠
    𝑦 𝑔𝑢𝑎𝑟𝑑𝑒́ 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑠𝑜𝑐𝑖𝑎𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎.
    𝐿𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑣𝑖𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑠𝑖𝑛𝑑𝑖𝑐𝑎𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎𝑠,
    𝑦 𝑛𝑜 ℎ𝑎𝑏𝑙𝑒́ 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑠𝑖𝑛𝑑𝑖𝑐𝑎𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎
    𝐿𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑣𝑖𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑗𝑢𝑑𝑖́𝑜𝑠,
    𝑦 𝑛𝑜 𝑑𝑖𝑗𝑒 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑗𝑢𝑑𝑖́𝑜
    𝐿𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑣𝑖𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖,
    𝑦 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑞𝑢𝑒𝑑𝑎𝑏𝑎 𝑛𝑎𝑑𝑖𝑒 𝑞𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑏𝑙𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑛 𝑚𝑖 𝑛𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒”

    𝗣𝗲𝗱𝗿𝗼 𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝘃𝗲𝗿𝘀𝗼, luego vienen socialistas, sindicalistas, judíos, lesbianas, homosexuales, pensionistas, inmigrantes, desahuciados y parados y familias de muchas clases (también la tuya)… 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼𝘀 𝗲𝘀𝗹𝗮𝗯𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗮𝗻 𝗵𝗮𝘀𝘁𝗮 𝘁𝘂 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 “𝗾𝘂𝗲𝗷𝗶́𝗼”

    Será duro llegado el momento ver que nadie alza la voz por ti, pero más duro será darte cuenta que también nadie te escucha.

    𝗡𝗼 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝘀𝗼𝗺𝗼𝘀 𝗣𝗲𝗱𝗿𝗼; Pedro solo es el sujeto del primero del rosario de renglones (con nuestros nombres y apellidos) que incardinados sostienen los pilares democráticos y sociales en los que se basa nuestra sociedad y nuestra constitución: 𝗹𝗶𝗯𝗲𝗿𝘁𝗮𝗱, 𝗷𝘂𝘀𝘁𝗶𝗰𝗶𝗮, 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹𝗱𝗮𝗱 𝘆 𝗽𝗹𝘂𝗿𝗮𝗹𝗶𝘀𝗺𝗼 𝗽𝗼𝗹𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 y 𝘁𝗮𝗺𝗽𝗼𝗰𝗼 𝘀𝗼𝗻 𝗽𝗮𝘁𝗿𝗶𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗻𝗶𝗻𝗴𝘂́𝗻 𝗰𝗿𝗲𝗱𝗼, 𝘀𝗼𝗻 𝗽𝗮𝘁𝗿𝗶𝗺𝗼𝗻𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝘆 𝗵𝗼𝘆 𝗹𝗼𝘀 𝗿𝗲𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗣𝗲𝗱𝗿𝗼 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗮𝗻̃𝗼𝗹𝗲𝘀, 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗲 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼, 𝗮𝘀𝗶́ 𝗹𝗼 𝗵𝗮 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗶𝗱𝗼. Por eso, cuando vienen a por Pedro, vienen a por todos nosotros, por eso 𝗻𝗼 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗴𝘂𝗮𝗿𝗱𝗮𝗿 𝘀𝗶𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼, por eso desde aqui renuevo mi voto, por eso tu deberías renovar también el tuyo, 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗺𝗮𝗿𝗰𝗼 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗰𝗿𝗮́𝘁𝗶𝗰𝗼 #𝗻𝗼𝘁𝗼𝗱𝗼𝘃𝗮𝗹𝗲.

  • A por la tercera

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    Nuestra sociedad se encuentra en caída libre hacia lo singular, alejándose de una concepción plural e integradora. La tecnología nos hiperconecta a la misma velocidad que nos aísla como individuos convirtiéndonos en simples avatares en un proceso de deconstrucción social hacia lo individual, convirtiendo en un espejismo la conquista de los derechos.

    En este contexto de realidad personalizada en superlativo para cada uno, el neoliberalismo construye su argumento y nos entrega a los ciudadanos una ilusión de libertad que alimenta nuestro ego y nos perfila como unidad y a la vez nos hace esclavos al reducir nuestras opciones de elección exclusivamente a lo que se muestra en la carta.

    La libertad abordada desde esta perspectiva individual que nos regala la derecha, es origen de desigualdades porque las conquistas se materializan en función de lo que se consigue arrebatar al semejante; los derechos universales como el trabajo, la sanidad, la educación se articulan, como estrategia, sobre la base de expropiárselos a quien, con criterio arbitrario, no los merece.

    La libertad ha de construirse desde el punto de vista colectivo, en un contexto donde los intereses estén armonizados, donde las fuerzas individuales no se inhiban recíprocamente, porque solo así se garantiza la igualdad de oportunidades, sin discriminación por raza, género, clase, nacionalidad o cualquier otro impedimento que impida el desarrollo personal y social.

    La primera, se regala en cada discurso, sale gratis.

    La segunda se lucha y se pelea y el precio, también colectivo, que pagamos por ella es muy alto como para perder paso y ceder en su conquista.

    A por la tercera.

  • El discurso

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    El discurso es esencial para la vida pública, en la materialización de los procesos de participación, en la búsqueda y adquisición de conocimiento y a hora de inspirar y promover valores que tengan un impacto positivo en la sociedad.

    Para Aristóteles el 𝗱𝗶𝘀𝗰𝘂𝗿𝘀𝗼 constituía una herramienta fundamental para la vida, pues lo creía 𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗵𝗲𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹, al considerarlo el instrumento adecuado para construir relaciones y resolver conflictos.

    De su concepción como herramienta objetiva y neutra para expresar el estado de las cosas a su uso como instrumento para la acción política y social, nace 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝘂𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻.

    Aristóteles, entendía la persuasión como una habilidad que podía ser entrenada y aprendida. Identificó en su momento 𝘁𝗿𝗲𝘀 𝗽𝗶𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀 𝗳𝘂𝗻𝗱𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗹𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗯𝗮𝘀𝗮𝗯𝗮 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝘂𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻:

    .- 𝗘𝘁𝗵𝗼𝘀: la credibilidad del hablante, un orador experto será siempre más creíble y persuasivo que un inexperto. También influyen variables perceptivas, como la seguridad con que se da el mensaje, el aspecto del orador acorde con el mensaje..

    .- 𝗟𝗼𝗴𝗼𝘀, el uso de la razón y la lógica para apoyar el argumento del mensaje que se traslada. Un razonamiento bien construido y cimentado sobre evidencias claras conducen al público por un sendero que les lleva a asumir la conclusión como propia.

    .- 𝗣𝗮𝘁𝗵𝗼𝘀, son los recursos emocionales utilizados en el discurso. El éxito en el acto de persuadir depende en gran medida del estado emocional del receptor.

    Si bien Aristóteles entendía la persuasión como una herramienta para convencer a la gente a través de argumentos y razonamiento sólidos hoy se dibuja como 𝘂𝗻 𝗶𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝗻𝗶𝗽𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘆 𝗲𝗹 𝗲𝗻𝗴𝗮𝗻̃𝗼, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗶𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀 𝘀𝗶𝗴𝘂𝗲𝗻 𝘀𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗼𝘀 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼𝘀 aunque contaminados por quienes hacen uso de él.

    El pensamiento de la ultraderecha avanza gracias al 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗿𝘀𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝗶𝗲𝗱𝗼, construido sobre la lógica y el 𝗿𝗮𝘇𝗼𝗻𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗼𝘀𝗼 𝘆 𝗲𝗹 𝗹𝗼𝗰𝗼, de la fake new, cuyos argumentos se sostienen en 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗻𝗼 𝗲𝗻 𝗲𝘃𝗶𝗱𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀, donde la credibilidad del experto se traslada a la 𝗹𝗼𝗰𝘂𝗮𝗰𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗳𝗶́𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗵𝗮𝗿𝗹𝗮𝘁𝗮́𝗻. El discurso se convierte así un 𝗰𝗮𝘁𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗹𝗶𝗰𝘁𝗼 y la fragmentación social y conforme va calando, el miedo va creciendo y nuestra sociedad entra en una peligrosa espiral que solo conduce a la 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝘁𝗶𝗰𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗯𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 en beneficio propio del mentiroso.

    𝗔𝗳𝗶𝗻𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗲𝗹 𝗼𝗶́𝗱𝗼.

  • La postura intencional

    Puede ser una imagen de cerveza

    Estamos en el salón, sentados en el sofá disfrutando de la lectura, cuando alguien entra, se sienta a nuestro lado, toma el mando y pone la sexta: pesadilla en la cocina.

    Podríamos explicar esta conducta de dos maneras:

    𝟏.- 𝐃𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐟𝐢́𝐬𝐢𝐜𝐚: un cuerpo en un movimiento uniformemente acelerado, coincide en el espacio tiempo con el mando, en reposo y ejerce una presión entre 0,5 y 2 Newtons sobre un taquito de goma con el número 6, provocando la emisión de una onda, fuera de espectro visible y audible que hace que en la televisión se sintonice la sexta, mostrando a Chicote en plena autopsia a una croqueta.

    𝟮.- 𝗗𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗲𝗹 𝗽𝘂𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝘃𝗶𝘀𝘁𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹: Ese alguien cogió el mando y puso la sexta, porque quería ver a Chicote sacando cucarachas de una despensa.

    La segunda explicación es lo que se conoce como 𝗹𝗮 𝗽𝗼𝘀𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹, un recurso que nos permite comprender el comportamiento que observamos, nos permite 𝗶𝗻𝗳𝗲𝗿𝗶𝗿 que a quien vemos ejecutar la acción, actúa con un propósito que obedece a una intención.

    𝗟𝗮𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝗯𝗿𝗼𝘁𝗮𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗮𝗱𝗮, 𝗻𝗮𝗰𝗲𝗻 𝗺𝗼𝗱𝘂𝗹𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀, por las ideas que tenemos acerca del mundo que nos rodea; las creencias también son el espejo donde se miran nuestros más profundos deseos.

    Las creencias podríamos decir que finalmente son las que 𝗰𝗼𝗻𝗱𝗶𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼, la intención podemos verla como la estrategia (consciente o inconsciente) para conseguir aquello que deseamos y 𝗹𝗮 𝗮𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝗹 𝗮𝗰𝘁𝗼 𝗳𝗶́𝘀𝗶𝗰𝗼 𝗼𝗯𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗯𝗹𝗲 𝘆 𝘁𝗮𝗻𝗴𝗶𝗯𝗹𝗲, que como tal 𝘁𝗲𝗻𝗱𝗿𝗮́ 𝘂𝗻𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 satisfactorias o no para nuestros deseos.

    𝗟𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗻, 𝗽𝘂𝗲𝘀, 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗼𝗱𝘂𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗮𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝗷𝗲𝗰𝘂𝘁𝗮𝗱𝗮 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗽𝗼́𝘀𝗶𝘁𝗼 𝗴𝘂𝗶𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝘂𝗻𝗮𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀, 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝗮𝘁𝗶𝘀𝗳𝗮𝗰𝗲𝗿 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗱𝗲𝘀𝗲𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼 𝗮 𝘂𝗻𝗮𝘀 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀.

    En este mundo 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗵𝗶𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘃𝗮𝗻 𝘁𝗲𝗷𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗹 𝘁𝗮𝗽𝗶𝘇 𝗱𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 en la manera que a unos, las mismas consecuencias, otorgan beneficio y en otros ocasiona perjuicio porque atentan directamente contra sus creencias, contra sus deseos, inhiben sus intenciones e impiden o entorpecen el curso de sus acciones mermando sus derechos y libertades.

    𝗗𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗱𝗲𝘀𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗴𝗲𝗻𝗲𝗿𝗮𝗱𝗮𝘀,, del producto de las acciones individuales, 𝗻𝗮𝗰𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝘃𝗼𝘀 que se agrupan en base a unas creencias de carácter general, a unos deseos o metas comunes y canalizan sus intenciones y propósitos a unas acciones de cuyas consecuencias se beneficiarán, en función de lo aportado, todos sus integrantes..

    𝗟𝗼𝘀 𝘃𝗮𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗻𝗲𝗼𝗹𝗶𝗯𝗲𝗿𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗮𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗺𝗲𝗮𝗱𝗼 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗲𝗱𝗮𝗱, debilitan los colectivos y las organizaciones en el sentido de que las fuerzas o motivaciones que unen a los individuos no van más allá de la expectativa del beneficio individual, de la recompensa inmediata que se percibe del resultado de los actos, las intenciones no tienen porque coincidir y 𝗲𝗻 𝗺𝗮𝘁𝗲𝗿𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀: 𝗻𝗮𝗺𝗮𝘀𝘁𝗲́, 𝗲𝗹 𝗹𝗲𝗺𝗮 𝗲𝘀 “𝗰𝗼𝗷𝗲𝗺𝗼𝘀 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀”.

    𝗘𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗶𝗻𝘁𝗲𝗴𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗴𝗿𝘂𝗽𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗮, cuando de los resultados de las acciones no se obtiene proporcionalmente el beneficio esperado por parte de los actores dando paso a que se comiencen a cuestionar las intenciones y aparezcan las primeras discrepancias; de la suma de las discrepancias se deducirá que lamentablemente las creencias no coinciden y que la interpretación del mundo no es la misma y la cohesión del grupo se diluye.

    Aunque la libertad y los derechos pueden tener una dimensión individual en cuanto a su ejercicio, percibir estos exclusivamente desde el punto de vista de su disfrute es un sesgo del que se aprovechan determinadas corrientes de pensamiento que anteponen en última instancia la libertad a la igualdad, es el inicio de la competencia entre iguales, es el “divide y vencerás”. 𝗟𝗮 𝗹𝗶𝗯𝗲𝗿𝘁𝗮𝗱 𝘆 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗿𝗲𝗰𝗵𝗼𝘀 son procesos dinámicos y colectivos que 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗾𝘂𝗶𝘀𝘁𝗮𝗻 𝘆 𝗺𝗮𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝗮 𝘁𝗿𝗮𝘃𝗲́𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗹𝘂𝗰𝗵𝗮 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹 para la transformación del sistema y 𝘀𝗼𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝘂́𝗹𝘁𝗶𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀.

    𝗟𝗮 𝗽𝗼𝘀𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗻𝗼𝘀 𝗱𝗶𝗰𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝘃𝗶𝗰𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗿 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 y creedme que contrariamente a lo que algunos piensan y defienden, 𝗮𝘂𝗻𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗲𝘀𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗰𝗿𝗲𝗱𝗼𝘀 𝗲𝘀 𝗶𝗻𝗳𝗶𝗻𝗶𝘁𝗼, 𝗲𝗻 𝗱𝗲𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗹𝘂𝗰𝗵𝗮𝘀 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲𝗹𝗶𝗺𝗶𝘁𝗮𝗿𝗹𝗼, sin complejos… del mismo modo que algunos a unos prometen el cielo y a otros nos condenan al infierno

  • Crisis

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    𝗕𝗲𝗿𝘁𝗼𝗹𝘁 𝗕𝗲𝗿𝘁𝗰𝗵 fue un dramaturgo, poeta, alemán con una pluma que no siguió ninguna de las líneas editoriales de los tiempos y países en los que le tocó vivir. En sus obras y escritos traslada de una forma más o menos evidente la 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹 que logre la liberación de los medios de producción.

    En determinados círculos políticos se cita mucho esa frase, atribuida a Lope de Vega, de ❞𝗣𝗮𝘀𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗺𝘂𝘀𝗮𝘀 𝗮𝗹 𝘁𝗲𝗮𝘁𝗿𝗼❞; 𝘂𝗻𝗮 𝗵𝗼𝗷𝗮 𝗱𝗲 𝗿𝘂𝘁𝗮 𝗶𝗻𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝘁𝗮, porque como bien dejó patente Bertolt, en su obra “Tambores en la noche”, rompiendo la cuarta pared con el espectador, “𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑚𝑎́𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑢𝑟𝑜 𝑡𝑒𝑎𝑡𝑟𝑜. 𝑆𝑖𝑚𝑝𝑙𝑒𝑠 𝑡𝑎𝑏𝑙𝑎𝑠 𝑦 𝑢𝑛𝑎 𝑙𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑟𝑡𝑜́𝑛. 𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑡𝑎𝑑𝑒𝑟𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑛 𝑑𝑒𝑡𝑟𝑎́𝑠, 𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑠𝑖́ 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑜𝑛 𝑟𝑒𝑎𝑙𝑒𝑠”, dejando patente que lo verdaderamente importante, lo real, está un paso más allá de las tablas, del decorado y del patio de butacas.

    𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐥 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐜𝐨́𝐦𝐨𝐝𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐮𝐬𝐚𝐬 𝐲 𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐚𝐭𝐫𝐨, los titulares de prensa abren la representación a un patio de butacas de interesados abonados “mientras el matadero sigue fuera”. Quienes son llamados a gobernar, en ocasiones no solo manifiestan su incompetencia actuando si no que 𝐬𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐫𝐨𝐦𝐩𝐞𝐫 𝐥𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐫𝐭𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐝 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐫𝐞𝐚𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐬𝐚𝐥𝐯𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐠𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐚𝐩𝐥𝐚𝐮𝐬𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐞𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐭𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐛𝐮𝐭𝐚𝐜𝐚𝐬.

    A Bertolt también se le atribuye la frase ❞𝗟𝗮 𝗰𝗿𝗶𝘀𝗶𝘀 𝘀𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗱𝘂𝗰𝗲 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗼 𝘃𝗶𝗲𝗷𝗼 𝗻𝗼 𝗮𝗰𝗮𝗯𝗮 𝗱𝗲 𝗺𝗼𝗿𝗶𝗿 𝘆 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗼 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗻𝗼 𝗮𝗰𝗮𝗯𝗮 𝗱𝗲 𝗻𝗮𝗰𝗲𝗿❞. Hoy 𝗹𝗼 𝘃𝗶𝗲𝗷𝗼 𝘀𝗶𝗴𝘂𝗲 𝗽𝗼𝗹𝗮𝗿𝗶𝘇𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝗮𝗰𝘁𝗶𝘃𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗱𝗶́𝗮 𝗮 𝗱𝗶́𝗮, dos extremos ya rancios que dejan un espacio en el centro, vacío, útil para la representación teatral de uno y otro bando. Se vive en una interesada crisis, 𝘀𝗶𝗻 𝘃𝗼𝗹𝘂𝗻𝘁𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗶𝗹𝗶𝘁𝗮𝗿 𝗼 𝗳𝗮𝗰𝗶𝗹𝗶𝘁𝗮𝗿 𝗲𝘀𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗻𝗮𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 y 𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐚𝐫𝐭𝐨 𝐦𝐮𝐫𝐨 𝐬𝐞 𝐨𝐟𝐫𝐞𝐜𝐞 𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐢𝐧𝐟𝐫𝐚𝐧𝐪𝐮𝐞𝐚𝐛𝐥𝐞, 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐲 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐞́𝐥.

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