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  • Evitar la polarización

    Últimamente, un mantra gana terreno en determinados círculos de la sociedad y determinadas organizaciones políticas: “Evitar la polarización”

    “Evitar la polarización” es el último muro defensivo levantado por las políticas neoliberales de la derecha y las corrientes neoreaccionarias emergentes. 

    Estamos en un impasse donde las conquistas de las generaciones que nos antecedieron se diluyen, donde el estado del bienestar sufre embates a diario y se desangra a diferentes velocidades, según gobiernen los nuestros o los otros y cuando un sector de la sociedad, de la ciudadanía, ve amenazados sus derechos y levanta el dedo, emerge el mantra “Evitar la polarización” que estigmatiza y culpabiliza a quienes reclaman. 

    Los derechos, se ganan siempre desde la confrontación y también se defienden desde la confrontación, porque lamentablemente no se consolidan, son fruto de unos determinantes sociales y están sujetos al arbitrio de las generaciones. Que como sociedad avancemos o retrocedamos en aspectos como la inclusión, la igualdad, la solidaridad y la justicia social depende exclusivamente de estrategias de defensa y de conquista.

    Cada vez que alguien, desde el seno de una organización, llama a “Evitar la polarización” está llamando a la inacción, a la pasividad y el cese de la lucha lo que trae como resultado la desafección.

    Porque, reflexionemos un instante:  ¿dónde hemos de evitar la polarización? ¿En el derecho de la mujer al aborto? ¿En el derecho al matrimonio igualitario? ¿En el derecho a una muerte digna?  ¿El derecho de las mujeres, de las personas a no ser explotadas? ¿El derecho a conciliar? ¿el derecho a la educación? ¿El derecho a la sanidad universal?… De todos estos frentes de polarización ¿en cuál nos allanamos? 

    La experiencia, al echar la vista atrás, nos dice que quienes llevan o llevaron como lema en sus programas “Evitar la polarización” no deberían representarnos. Son parte de la empalizada neoreaccionaria que nos impide avanzar hacia una sociedad más justa y facilitan el retroceso hacia posiciones de exclusión, donde los derechos sociales son relegados y los privilegios de unos pocos se consolidan en detrimento del bienestar colectivo. 

    El mantra “Evitar la polarización” es una trampa; solo favorece a quienes temen perder sus privilegios. Resulta imperativo rechazar esta narrativa quienes aspiramos a una sociedad más igualitaria y mantener viva la confrontación donde sea necesaria, porque, como decimos, sólo a través de ella se pueden conquistar y proteger los derechos que humanizan nuestra sociedad y nuestra convivencia.

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  • Animal domado / animal domesticado

    En ocasiones determinadas especies, con la prepotencia que caracteriza la creencia en su superioridad, intentan laminar el espíritu salvaje y libertario de algunos animales y los confinan entre barrotes que acotan su capacidad de decisión, pero no su ideario, ni su voluntad de lucha que permanece, en ocasiones de derrota en derrota, hasta la victoria.

    El animal domado está incapacitado contra su voluntad y para ser acallado y contenido necesita estar enjaulado e incluso amordazado. Por contra, el animal domesticado es dócil a su dueño, son generaciones de servidumbre, de obediencia y simbiosis donde miseria y prepotencia confabulan en mansedumbre para la gestión del negocio; donde el animal domesticado presta un servicio a cambio de nada o de cuatro migas que deja caer de la mesa su dueño. Llegado el caso, incluso ejerce labores de carcelero con los animales domados y al silbido del patrón los devuelve al corral en cada intento de fuga, protegiendo una hacienda por la que vaga con la estúpida creencia de que es tanto suya como del amo y con un equivocado sentimiento de libertad y representación de una clase a la que, con su actitud, traiciona.

    El concejal domado, está relegado a la oposición contra su voluntad, por un resultado en urnas, pero sigue en estado beligerante porque sabe que su estado revertirá en las siguientes elecciones y es consciente de la deuda contraída con la ciudadanía a la que representa.

    El concejal domesticado pace alegremente por las políticas de su señor, con un ojo en su pesebre y otro en los concejales domados, porque sabe que de la contención de sus políticas depende su bienestar, la experiencia le dicta que los animales domésticos, cuando ya no sirven para su trabajo, el amo les abandona a su suerte o se les sacrifica.

    Es importante que sepamos diferenciar entre domado y domesticado, porque puestos a derribar muros y romper barrotes que liberen animales o a votar concejales (según se mire) se ha de fijar siempre la atención en los que algunos llaman domados ya que su libertad y la autonomía que se delege en ellos para la toma de decisiones será también la nuestra. Liberar a un sujeto domesticado no tiene ningún sentido, pues sin el abrigo a las faldas de su amo no sobrevivirá y por eso siempre volverá al pasto de su política, aunque ello suponga traicionar sus principios…

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  • Un Modelo Objetivo para la Representación Política

    Las funciones matemáticas son una herramienta fundamental para describir y modelar los fenómenos del mundo real. Representan las relaciones entre variables que sirven para describir, predecir y sobre todo optimizar procesos con diferentes grados de precisión en una variedad de campos como las ciencias naturales, la ingeniería, la economía y, sí, también la política.

    Y en este campo, el de la política, un fenómeno recurrente es el de la elaboración de listas. Encontrar una función que optimice estos procesos de elaboración alejado de la subjetividad de quienes tienen la responsabilidad de su confección, para que estas sean el verdadero instrumento de representación para el que son concebidas y obedezcan a los intereses del común y no a intereses fruto de la digitalización debería ser una prioridad para garantizar la transparencia y la equidad en la representación política.

    En este contexto, una función que nos permitiese abordar de manera transparente, la elaboración de unas listas respondiendo a criterios objetivos, garantizando la legitimidad del proceso podría ser la que se estructurarse en tres ejes: representación, participación y preferencia.

    1.- El eje de la representación, evalúa la capacidad de la delegada o delegado para reflejar las diferentes sensibilidades y sectores diversos de la militancia, incluyendo algunos aspectos como:

    • Pluralidad de opiniones y/o corrientes internas del partido.

    • Representación de aspectos territoriales, de género o generacionales.

    • La legitimidad y reconocimiento, formal o informal, que le otorga un sector o grupo como su portavoz.

    La representación asegura que la lista no está sesgada hacia una única sensibilidad o corriente sino que refleja el espectro plural del partido.

    2.- El eje de participación, evalúa el nivel de compromiso activo de cada delegada o delegado en las actividades del partido; a través de este criterio tratamos de evaluar:

    • La frecuencia y la calidad de su participación en las reuniones, en campañas y otras actividades que se organizan desde el partido.

    • Su capacidad, a través de la evidencia, para aportar fortalecimiento y cohesión al grupo.

    • Su disposición a asumir responsabilidades en momentos clave.

    Este eje garantiza que quienes se integren en una lista, no solo representan sensibilidades, sino que también son actores activos en la vida del partido.

    3.- El eje de preferencia introduce el componente de “evaluación”, al medir el grado de aceptación que cada delegada o delegado tiene entre el conjunto de militantes, incorporando así la voz de la militancia al proceso de elaboración de manera explícita y considera aspectos como:

    • La popularidad de la delegada o delegado dentro de la organización.

    • La percepción general de su liderazgo, sus capacidades y su compromiso ético.

    • Resultados de consultas internas o votaciones preliminares que reflejen su apoyo dentro del partido.

    La preferencia, añade un criterio esencial que legitima el resultado final al enfocarse no solo en los compromisos éticos de las delegadas y delegados y si no también en la aceptación democrática de cada candidata o candidato a través de los procesos de consulta internos.

    Así pues, la confección de las listas atendiendo a estos criterios, puede considerarse una función en tres dimensiones, donde cada persona es evaluada según su posición en los tres ejes y puede representarse como:

    L(d) = f(r, p, P)

    Donde:

    • L(d) es la posición del delegado en la lista

    • r mide el nivel de representación

    • p evalúa su participación activa

    • P representa el grado de preferencia o aceptación por parte de la militancia.

    La implementación de este modelo basado en los ejes de representación, participación y preferencia permite la construcción de listas no solo de una manera objetiva y equilibrada sino también legitimada por la pluralidad y la aceptación democrática dentro del partido.

    Este enfoque asegura que las personas seleccionadas para la representación reflejan tanto la diversidad interna como el compromiso activo, fomentando un proceso transparente y consensuado que fortalece la cohesión organizativa y el sentido de pertenencia entre la militancia. Integrando estas tres dimensiones, el partido no solo responde las demandas internas, sino que también consolida su estructura como un ejemplo de gobernanza inclusiva y eficaz.

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  • Transformación y Representación

    Nuestro contexto social y político se define por las relaciones que los sujetos mantienen con los principios o creencias y la puesta en práctica de estas para transformar la realidad.

    La democracia es una necesidad que surge de la búsqueda de equilibrio en el producto de esas relaciones entre sujetos y creencias de las que manan las transformaciones, para que los resultados de éstas beneficien no sólo a unos pocos, sino a una mayoría integradora y plural.

    Este equilibrio encuentra su pilar fundamental en el diálogo, la discusión, el debate y la búsqueda de consenso de los principios, del marco ético que delimitará acciones, objetivos, establecerá lo que es correcto o procedente y señalará lo improcedente, dando lugar a lo que en las organizaciones de cualquier tipo, constituye su ideario, su visión y su misión.

    En esos procesos de interacción donde los sujetos, las personas, abren unas dinámicas de participación y puesta en común, de escucha y confrontación, quienes participan no solo aportan sus ideas, perspectivas y verdades, sino que estas se ven transformadas en la interacción que conduce del conflicto al consenso de un enunciado único. Y también en este constante intercambio el individuo se transforma, se redefine y adopta el enunciado alcanzado como principio, como parte intrínseca de su definición como ser y en este punto, sean cuales sean las acciones de transformación que emprenda, cualquier logro que consiga, además de personal, será colectivo.

    La amenaza a la democracia no solo se reduce, como algunos nos quieren hacer creer desde la perspectiva del miedo, a la estrategia de los insultos y la mentira. Su deterioro empieza dentro de las propias organizaciones que abanderan defenderla, cuando se entorpecen los procesos de diálogo y transformación y se secuestra la representación y la voz a quienes a través del trabajo continuado en la organización han redefinido y reorientado su visión del mundo.

    Hoy es muy fácil acceder al ideario de una organización desde los titulares de los periódicos, desde las redes sociales, o simplemente recibiendo en tu buzón de correo o rebotada del whatsapp la ponencia de un congreso; pero este acceso no otorga al sujeto la definición de socialista que supone la transformación de la persona, de sus principios, ética, visión y misión que tiene lugar en el debate de las ideas; una transformación, que no sucede en dos reuniones, que es fruto del trabajo diario y de la interacción con los distintos pareceres, continuada y a lo largo de los años.

    La amenaza a la democracia se materializa desde las propias organizaciones cuando se designa para la representación del ideario a personas cuyos principios están desconectados de los procesos de trabajo de la organización y de la influencia de los mecanismos transformadores que proporciona la militancia activa; porque, de esta manera, cualquier logro alcanzado será personal y el beneficio colectivo acabará en el mismo dedo de quien lo ha puesto.

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  • Ríos, caudales y cauces ya es Navidad

    Decía Manrique, que nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir y en ese fluir de las corrientes que conformamos cada uno de nosotros, hay momentos donde los ríos comienzan a discurrir juntos, dándose una confluencia de caudales. Es por esas confluencias por las que navega la familia (la que te es dada y la que eliges), las amigas y los amigos, nuestros vecinos y vecinas…

    Estos cauces que discurren serenos, lentamente, sin cesar su avance hacia el mar, la mayor parte de su recorrido sin grandes sobresaltos, conforman el delta infinito de nuestra sociedad; una red cuyos nudos conforman momentos en los que nuestras vidas se cruzan, tiempos de sumar y caminar juntos o los instantes en que nuestros cauces se dividen.

    Cada nudo constituye un motivo de celebración (un compromiso, una meta que se alcanza, una alegría que se comparte) o de alerta y tristeza capaz de desbordar nuestras emociones.

    De entre todos los momentos de alerta, en estas señaladas fiestas, quiero destacar aquel, por el que pasamos todos, donde los consejos de amistades, familiares y parejas, en materia de vicio y fornicio, comienzan a coincidir con las recomendaciones del médico de cabecera y que por desgracia se sostienen empíricamente en los resultados de las analíticas, conformando si no se siguen al pie de la letra, un tramo de rápidos y remolinos, que amenaza con hacer más corto nuestro tránsito hacia la mar.

    Pero hoy, es uno de esos puntos donde el cauce de nuestras vidas se embalsa y el caudal que se acumula de emociones, de deseos de felicidad y de paz, de convivencia familiar y fraternal, conforma un contexto más que adecuado para hacer oídos sordos a cualquier recomendación que ponga límites al pecado de la gula o la lujuria y disfrutar del remanso aunque ello suponga, después de estas fiestas, un saltito más hacia la mar.

    Felices Fiestas 😉

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  • Avanzando al nuevo año

    La vida es como una maratón. Desde que te empujan en la línea de salida, no paras de avanzar: primero a gatas; luego, por lo general, trotando con ritmo; a golpe de vara al principio, después ya vas tú, más o menos solito. Hay ocasiones en la vida en las que esprintas, otras en las que te paras a recuperar aliento o a contemplar el paisaje, pero siempre en movimiento, siempre avanzando.

    Como en cualquier carrera, a lo largo del recorrido se van sucediendo los puestos de avituallamiento. Yo no he corrido nunca una maratón, pero supongo que, en la mente de corredoras y corredores, rebasar estos puestos no solo supone un pequeño aporte de energía y motivación, sino que, indirectamente, son un indicador y, a la vez, un punto de referencia para los logros (el tiempo que se lleva de carrera y la distancia recorrida) y para evaluar lo que queda por delante; un breve instante, un paréntesis, en el que, mientras se refrescan, reflexionar sobre el esfuerzo invertido y reorganizar las fuerzas para los kilómetros restantes.

    Aunque algunas y algunos se tomen la carrera de la vida desde un punto de vista competitivo y quemen todas las etapas esprintando entre codazos y zancadillas, por lo general, al grueso de los mortales nos gusta trotar en pelotón y según lo empinado que vaya siendo el terreno, hacerlo con unos o con otros, pero siempre en equipo: tendiendo manos, dando estímulo, con el interés general de que nadie se quede atrás.

    En esta noche de avituallamiento que deja atrás la etapa 2024 e inaugura la 2025, quiero desear a todas y todos los que componemos el pelotón en el que tan alegremente trotamos juntos un feliz año nuevo, lleno de sabiduría para saber optimizar fuerzas para culminar los trechos que nos quedan -muchos son empinados y requerirán aunar energías para hacer el camino más fácil a quienes nos siguen (recuerden que no es una competición)- y salud para derrochar y compartir a izquierda y a derecha.

    Alcemos esta noche las copas por quienes ya han alacanzado la meta y que, a pesar de no estar físicamente presentes, aún nos sirven de inspiración y motivación para seguir caminando. Por quienes fueron, por quienes somos y quienes vendrán: sigamos trotando juntos, sin romper el pelotón y que cada paso nos acerque a lo mejor de nosotros mismos. ¡Feliz año, amigos! 😉

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  • Nessun Dorma

    Hoy el ruido de sus risas y nerviosas carreras son los ecos de lo que resonará mañana; el amanecer será nuestro. Hoy el calor de sus ilusionadas miradas nos recuerda que venceremos.

    Nessun Dorma. Que nadie duerma esta noche de Reyes. Hoy, en la Casa del Pueblo de Oviedo, los sueños brillan más que las estrellas, sueños que son un reflejo del futuro que se materializará mañana; sueños de nuestras hijas e hijos, nietas y nietos por un mundo más justo que se va tejiendo con los hilos de la igualdad, la fraternidad y la democracia.

    Ellas y ellos serán el faro que ilumine mañana nuestro camino y quienes empuñen nuestras banderas con la misma valentía y determinación que hacemos nosotras y nosotros y que hicieron nuestras madres y nuestros padres, abuelas y abuelos.

    Que nadie duerma. Son nuestros gestos los que abren semilla en el corazón del tiempo. Los valores que hoy sembramos conformarán las raíces que sostendrán el bosque de nuestra sociedad mañana y sus frutos, la justicia social, la solidaridad, la igualdad, la fraternidad y la democracia, serán refugio y abrigo para una sociedad diversa, justa e inclusiva.

    Hoy el ruido de sus risas y nerviosas carreras son los ecos de lo que resonará mañana; el amanecer será nuestro. Hoy el calor de sus ilusionadas miradas nos recuerda que venceremos.
    ¡Vincero! ¡Venceremos!
    Porque el futuro pertenece a quienes tejen sueños y los entregan con las manos abiertas.

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  • Ser y estar

    Cuando una organización prioriza a quienes están por encima de quienes realmente son, su identidad comienza a diluirse.

    Ser y estar son dos verbos que nos ayudan a interpretar la realidad y a operar con el entorno de una manera muy objetiva ya que, en su naturaleza copulativa, únicamente sirven de enlace entre un sujeto y un atributo, sin aportar ningún otro tipo de significado más allá del estado (estar) o cualidad (ser).

    Ser y estar conforman dos coordenadas indispensables para describir estados y esencias, atribuir propiedades, ubicaciones y condiciones. Nos permiten definir nuestra realidad en dos dimensiones, al contrario que, por ejemplo, los ingleses que construyen su ser y su estado de forma unidimensional: el verbo to be es al mismo tiempo ser y estar. Los hijos y las hijas de Gran Bretaña viven en estado de superposición, son y están a la vez, hasta que chocan con la cruda realidad y se hallan o se sienten definitivamente. Puede parecer una estupidez, pero desde tiempos de Shakespeare, las y los británicos se llevan preguntando si están o no son o si son y no están (el famoso to be or not to be), confusión que ha llegado en ocasiones a materializar errores históricos como la del Brexit, donde muchos votaron pensando que por estar en Europa serían Europeos sin estar en la Unión Europea (to be and not to be, baby).

    Las y los españoles, a pesar de tener estos dos esquemas mentales bien diferenciados que nos permiten analizar la realidad y tomar decisiones desterrando esta ambigüedad, en función de lo que somos y de donde estamos, hemos empezado a confundir ambos conceptos y en nuestros análisis cada vez es más común encontrarse ciudadanos o ciudadanas que creen estar o pertenecer a un grupo o determinada clase que no son, en un estado de superposición similar al británico que, como pasó con el Brexit, se prevé será resuelto en su momento de manera drástica, como en Argentina y Estados Unidos, por la vía democrática de forma que aquellos con los que estos creen estar, les recuerden lo que son.

    Ser y estar.

    En las organizaciones se puede estar sin ser parte de ella. Uno puede estar en una empresa sin ser comprometido en su misión. Uno puede estar en la iglesia sin ser cristiano.

    Cuando una organización prioriza a quienes están por encima de quienes realmente son, su identidad comienza a diluirse. Este fenómeno se hace evidente cuando los procesos internos anulan el debate sobre los intereses fundamentales de quienes la componen y se resuelven rápidamente con el único fin de mantener la estructura y la permanencia de ciertos individuos en posiciones de poder. En estos casos, las decisiones dejan de responder a la esencia y misión de la organización y se convierten en simples mecanismos para garantizar que determinados grupos sigan estando, sin importar si realmente son parte del propósito que dio origen a la entidad.

    En este tipo de dinámicas, la organización pierde su capacidad de autodefinirse y adaptarse a su entorno. En lugar de evolucionar a partir de unos principios sólidos y una identidad clara obtenida en proceso dialéctico permanente con los que son, se vuelve un ente inerte, gobernado por la inercia de quienes han logrado estar, están y confabulan para seguir estando, generando un vacío de liderazgo y visión, donde el rumbo ya no se define por lo que la organización es, sino por los intereses coyunturales de aquellos que circunstancialmente están y los que quieren estar.

    Cuando el estar se impone sobre el ser, los valores fundacionales se vuelven accesorios y la cultura organizacional se vacía de significado. La toma de decisiones se reduce a una cuestión de supervivencia dentro del sistema, en lugar de un ejercicio de alineación con una visión estratégica. La organización, en estos casos, se convierte en un instrumento al servicio de sus ocupantes, dejando de lado su propósito real.

    Este fenómeno no solo erosiona la identidad de la organización, sino que la vuelve frágil y dependiente de quienes la ocupan en un momento dado. La falta de una identidad bien definida impide la construcción de un legado sólido y, con el tiempo, la organización se vuelve irrelevante o, peor aún, se desmorona cuando quienes están desaparecen, porque nunca hubo una base auténtica que sostuviera su continuidad.

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  • Retrogradación Táctica

    Tras el impulso, la lógica de la física deportiva dibuja imperativo un salto que propicie el cambio. Desde estas líneas se os invita a acompañar en la construcción de ese futuro.

    Las confrontaciones políticas funcionan como vasos comunicantes: cuando se analizan los resultados electorales, las pérdidas en una candidatura suelen traducirse en ganancias para la opción alternativa.

    Tras el análisis de los resultados, puede darse una situación en la que, aunque un líder resulte vencedor, su posición quede debilitada, mientras que la candidatura opositora, a pesar de obtener un respaldo significativo, no logre imponerse.

    En un contexto donde las normas dictan lealtad al vencedor, algunos ven que este tipo de derrotas solo dejan margen para la retirada pero, sin alejarse del marco exigido de lealtad y respeto y dado que el proyecto y el objetivo de ambos equipos es el mismo y las discrepancias se limitan únicamente a las formas de llevarlo a cabo, se dan todas las circunstancias para el desarrollo de una estrategia de retrogradación táctica.

    En materia militar y también organizacional, la retrogradación táctica, consiste en fortalecer la posición obtenida, reagrupando fuerzas, reposicionándose en aquellos aspectos donde se tenga ventaja, sumando aliados cara a reformular y plantear nuevas estrategias.

    Esto, en un escenario político, se traduce en acciones concretas como: optar por un discurso moderado en lugar de confrontaciones abiertas; consolidar apoyos internos de manera discreta dentro de la organización; reorganizar equipos afinando estrategias y evitando el desgaste en debates internos innecesarios y poner de manifiesto los errores y la necesidad de un cambio sin necesariamente identificar culpables.

    Hoy vivimos la política reducida al triunfo inmediato. Casi todos los proyectos tienen una vida efímera y nacen intrínsecamente ligados al pensamiento particular del líder (no me hagan poner ejemplos) excluyendo de este modo el liderazgo resiliente que vertebra estrategias y proyectos a largo plazo, sustentado en el equipo que dota de la visión panóptica necesaria para convertir escenarios adversos en oportunidades de crecimiento.

    En este sentido, la estrategia de retrogradación táctica implica una adaptación inteligente a las circunstancias que, sin abandonar el marco de lealtad exigido, sigue en su empeño de fortalecer alianzas y evitar confrontaciones estériles permitiendo el nacimiento de nuevos liderazgos y evidenciando otros claramente amortizados; buscando fortalecer un relato o dando paso a otros como una opción factible que dé viabilidad al proyecto común.

    La política a nivel orgánico ha de ser concebida como un terreno reformulación constante orientado a logro del objetivo común, más allá de individualismos y liderazgos que busquen imponer su visión única; la política y sobre todo la orgánica no puede reducirse a la inmediatez del resultado electoral, ha de concebirse como un proceso dinámico que garantice dinámicas que la doten de continuidad y solidez.

    Los resultados democráticos no deben servir como pretexto para resistirse al cambio ni perpetuar un inmovilismo continuista basado en una visión cortoplacista. Deben asumirse como un punto de partida para una reorganización estratégica del contenido ideológico de esos vasos comunicantes, en un proceso transparente, alejado de interpretaciones mágicas o románticas.

    Esta dinámica es la que permite el nacimiento y otorga espacio a líderes con vocación conquistadora, no de mesías, que entienden la política como una herramienta de transformación real, orientada a futuro y a resultados tangibles para la ciudadanía. Es la que nos aleja de la postura cómoda del historiador que vive su presente como espectador interpretando el pasado, sustentando cualquier argumento o estrategia en viejas narrativas que refuerzan la percepción del cambio como amenaza y no como oportunidad.

    Y desde esta óptica, tras el impulso, la lógica de la física deportiva dibuja imperativo un salto que propicie el cambio. Desde estas líneas se os invita a acompañar en la construcción de ese futuro.

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  • El email como placebo

    Hace ya unos años, con motivo de los premios Príncipe de Asturias, coincidimos unos amigos con Ray Tomlinson el inventor del correo electrónico.

    Creo que, aunque en ese momento fuera consciente de como su aportación había contribuido a revolucionar el mundo, la mente humana no tiene capacidad de comprensión para determinar por completo el alcance de tal transformación y cada día se descubren áreas donde esta herramienta se ha convertido en instrumento esencial de actividad.

    Hace ya un tiempo, discutíamos unos compañeros sobre este tema; por ejemplo: el correo electrónico, no solo ha revolucionado la forma en la que nos comunicamos si no que irrumpe con fuerza en el ámbito empresarial e institucional pasando a ser un instrumento esencial en la resolución de problemas, esgrimiéndose sin pudor como atenuante para quitarse de encima y/o endosarse responsabilidades entre compañeros y/o departamentos, pasando así los marrones de unos a otros, como una patata caliente, hasta que milagrosamente desaparecen.

    El correo electrónico se convierte así una herramienta horizontal y universal, válida para todo el mundo, desde funcionarios llanos y empleados a directivos; a día hoy, es la primera etapa en la solución de problemas y conflictos, una etapa (como bien describiría Piaget) preoperacional al tratarse estos de manera fantástica y mágica, pensando de manera egocéntrica que por plasmarlos en un correo y/o darles una patada al siguiente buzón, estos desaparecen y pasan a ser competencia del destinatario.

    Son muchas las organizaciones e instituciones viven en bucle esta etapa preoperacional, los problemas y las responsabilidades viajan y se diluyen en interminables colas de correo, hasta que desaparecen, contribuyendo de esta manera al pensamiento simbólico y mágico de quienes participan en esta rueda, llegando algunos creer incluso que los problemas se solucionan solos.

    Ray Tomlinson, no fue un Nicola Tesla, pero su idea contribuye día a día a rebajar nuestro nivel de estrés: escribir un correo para pedir una explicación, para trasladar un problema, o simplemente para dar una enhorabuena, libera mas dopamina en nuestro cerebro que cualquier fármaco diseñado a tal efecto; y en materia de asunción de responsabilidades es uno de los más eficaces eximentes, al conseguir cargar el muerto con un 99% de posibilidades, culpable o no, al último eslabón de la cadena.

    Por esto, creo que debería de ocupar un lugar destacado en todas las enciclopedias además de como uno de los mayores benefactores de la humanidad, como padre del mejor placebo para los problemas corporativos e institucionales del siglo XXI.

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