
El discurso es esencial para la vida pública, en la materialización de los procesos de participación, en la búsqueda y adquisición de conocimiento y a hora de inspirar y promover valores que tengan un impacto positivo en la sociedad.
Para Aristóteles el 𝗱𝗶𝘀𝗰𝘂𝗿𝘀𝗼 constituía una herramienta fundamental para la vida, pues lo creía 𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗵𝗲𝘀𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹, al considerarlo el instrumento adecuado para construir relaciones y resolver conflictos.
De su concepción como herramienta objetiva y neutra para expresar el estado de las cosas a su uso como instrumento para la acción política y social, nace 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝘂𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻.
Aristóteles, entendía la persuasión como una habilidad que podía ser entrenada y aprendida. Identificó en su momento 𝘁𝗿𝗲𝘀 𝗽𝗶𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀 𝗳𝘂𝗻𝗱𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗹𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗯𝗮𝘀𝗮𝗯𝗮 𝗹𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝘂𝗮𝘀𝗶𝗼́𝗻:
.- 𝗘𝘁𝗵𝗼𝘀: la credibilidad del hablante, un orador experto será siempre más creíble y persuasivo que un inexperto. También influyen variables perceptivas, como la seguridad con que se da el mensaje, el aspecto del orador acorde con el mensaje..
.- 𝗟𝗼𝗴𝗼𝘀, el uso de la razón y la lógica para apoyar el argumento del mensaje que se traslada. Un razonamiento bien construido y cimentado sobre evidencias claras conducen al público por un sendero que les lleva a asumir la conclusión como propia.
.- 𝗣𝗮𝘁𝗵𝗼𝘀, son los recursos emocionales utilizados en el discurso. El éxito en el acto de persuadir depende en gran medida del estado emocional del receptor.
Si bien Aristóteles entendía la persuasión como una herramienta para convencer a la gente a través de argumentos y razonamiento sólidos hoy se dibuja como 𝘂𝗻 𝗶𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝗻𝗶𝗽𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘆 𝗲𝗹 𝗲𝗻𝗴𝗮𝗻̃𝗼, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗶𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀 𝘀𝗶𝗴𝘂𝗲𝗻 𝘀𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗼𝘀 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼𝘀 aunque contaminados por quienes hacen uso de él.
El pensamiento de la ultraderecha avanza gracias al 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗿𝘀𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝗶𝗲𝗱𝗼, construido sobre la lógica y el 𝗿𝗮𝘇𝗼𝗻𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗼𝘀𝗼 𝘆 𝗲𝗹 𝗹𝗼𝗰𝗼, de la fake new, cuyos argumentos se sostienen en 𝗰𝗿𝗲𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗻𝗼 𝗲𝗻 𝗲𝘃𝗶𝗱𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀, donde la credibilidad del experto se traslada a la 𝗹𝗼𝗰𝘂𝗮𝗰𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗳𝗶́𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗵𝗮𝗿𝗹𝗮𝘁𝗮́𝗻. El discurso se convierte así un 𝗰𝗮𝘁𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗹𝗶𝗰𝘁𝗼 y la fragmentación social y conforme va calando, el miedo va creciendo y nuestra sociedad entra en una peligrosa espiral que solo conduce a la 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝘁𝗶𝗰𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗯𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 en beneficio propio del mentiroso.
𝗔𝗳𝗶𝗻𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗲𝗹 𝗼𝗶́𝗱𝗼.